Un euro digital tendría como objetivo apoyar la digitalización al tiempo que seguiría dando a las personas la posibilidad de elegir cómo pagar y garantizar que sus pagos sigan siendo competitivos y seguros. Estaría diseñado para ser seguro, sin costo, de fácil acceso y fácil de usar, apoyando así la inclusión financiera. Tendría la protección de la privacidad como una prioridad clave, ayudando así a mantener la confianza en los pagos. De hecho, ya hemos analizado las técnicas de mejora de la privacidad, y continuaremos haciéndolo en los próximos meses. [14]
Un euro digital estaría disponible para los hogares, las empresas, los comerciantes y los intermediarios financieros para pagos en toda la zona del euro, ayudando así a unificar el mercado europeo. Y aumentaría las opciones de los consumidores, reduciría los costos de transacción y apoyaría la digitalización de la economía, al tiempo que garantizaría que el dinero del banco central permanezca en el centro del sistema financiero, apuntalando la estabilidad.