Miles de millones de dólares en capital público y privado se han invertido en tecnología climática en los Estados Unidos desde 2005. Esto plantea dudas sobre la eficiencia social y el rendimiento financiero de estas inversiones. Encontramos que se asigna más capital privado a tecnologías con un mayor potencial de reducción de emisiones y que los inversionistas han priorizado tecnologías más maduras. Además, se dirige más capital privado a empresas innovadoras a medida que el sector madura y crece y las fricciones financieras disminuyen. A su vez, una mayor eficiencia en la asignación de las inversiones está asociada con un mejor desempeño financiero, tanto a nivel de empresa como a nivel de inversionista. Los subsidios del gobierno de EE. UU. se han asignado más a tecnologías que atraen menos capital privado.