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Moneda digital del banco central (CBDC) y criptografía

Me complace mucho estar hoy con ustedes para hablar sobre los cambios que se están produciendo en nuestro sistema de pagos y en el sistema financiero en general, impulsados por el avance de la digitalización de los servicios financieros.
• La digitalización ya ha alterado profundamente las prácticas en el sector de pagos: utilizamos cada vez menos efectivo en las transacciones diarias a medida que recurrimos a soluciones electrónicas, como las tarjetas. El auge del comercio electrónico y las consecuencias de la crisis de Covid-19 hicieron que esta tendencia se acelerara aún más, impulsada particularmente por el aumento vertiginoso de los pagos móviles y sin contacto.
• En el sector financiero en general, la digitalización ha llevado al surgimiento de criptoactivos y finanzas descentralizadas (DeFi), los cuales dependen de la tecnología de contabilidad distribuida (DLT). Esto, a su vez, ha allanado el camino para la tokenización de las finanzas, que consiste en emitir, registrar e intercambiar activos financieros, como acciones y bonos, o activos reales, incluido el oro o la propiedad, en forma de tokens digitales en DLT como blockchain. La tokenización tiene el potencial de impulsar cambios profundos en la forma en que funciona nuestro sistema financiero. Estas transformaciones presentan oportunidades para los participantes del mercado y el público en general, ya que podrían aportar mayor simplicidad, eficacia y velocidad y, al mismo tiempo, reducir los costos de transacción. Pero también plantean desafíos, especialmente para una institución como la Banque de France, cuyo mandato incluye preservar la estabilidad financiera:
• En primer lugar, si no existe un marco adecuado, la innovación podría reducir potencialmente la seguridad y la eficiencia y afectar nuestra soberanía sobre el ecosistema de pagos y nuestro sistema financiero;
• En segundo lugar, estas tendencias podrían desafiar el papel del dinero del banco central (BMCE) a la hora de anclar la estabilidad de nuestro sistema de pagos y nuestro sistema financiero.
En la Banque de France, estamos tomando medidas en dos áreas para responder a estos desafíos: (i) estamos estableciendo reglas y supervisando su implementación para que la innovación pueda prosperar dentro de un marco confiable, y ii) estamos adaptando la provisión de CeBM servicios para preservar el papel del dinero del banco central.
A continuación, describiré las acciones de la Banque de France en estas dos áreas, que tienen como objetivo apoyar la tokenización continua de las finanzas y la digitalización de los servicios de pago.

Aprobación de ETF para bitcoin – Nueva ropa para el emperador desnudo

El nivel de precios de Bitcoin no es un indicador de su sostenibilidad. No hay datos económicos fundamentales, no hay un valor razonable del que se puedan derivar pronósticos serios. No hay «prueba de precio» en una burbuja especulativa. En cambio, una deflación de la burbuja especulativa muestra la eficacia del lobby de Bitcoin. La capitalización «de mercado» cuantifica el daño social general que se producirá cuando el castillo de naipes se derrumbe. Es importante que las autoridades estén atentas y protejan a la sociedad del lavado de dinero, los delitos cibernéticos y de otro tipo, las pérdidas financieras para las personas con menos educación financiera y los grandes daños ambientales. Este trabajo aún no se ha hecho.

El coste de no emitir un euro digital

A lo largo de la historia, las transformaciones monetarias han sido el resultado de una interacción dinámica entre el progreso tecnológico, los cambios en las preferencias humanas y la evolución institucional.
A principios del Renacimiento, el comercio y la innovación financiera florecieron en las ciudades-estado italianas. La introducción de las cartas de cambio y la corresponsalía bancaria liberó a los comerciantes de los peligros de transportar engorrosas monedas de oro y plata y promovió métodos de pago seguros que, a su vez, facilitaron el comercio internacional. La riqueza sustancial de las ciudades-estado italianas podría utilizarse como base para el esplendor del Renacimiento italiano.
Hoy en día, nos encontramos de nuevo en un punto crucial en la evolución del dinero. El panorama económico está cambiando de una manera sin precedentes. La innovación digital ha marcado el comienzo de una nueva era con el potencial de desbloquear enormes oportunidades. Estos cambios afectan inevitablemente a los pagos y al dinero, que se están volviendo tan digitales como nuestras economías.
Los bancos centrales de todo el mundo se están preparando para esta nueva era digital, reconociendo tanto las oportunidades como los desafíos que conlleva. Están explorando activamente el potencial de emitir un instrumento de pago digital junto con el efectivo como el siguiente paso lógico en la evolución del dinero del banco central. Según una encuesta del BPI3, en 2022, de un grupo de 86 bancos centrales encuestados, 80 (o el 93%) participaron en algún tipo de trabajo con CBDC, que va desde la investigación y la prueba de concepto hasta los proyectos piloto y también las CBDC en vivo. El Banco Central Europeo es uno de ellos, ya que el Consejo de Gobierno del BCE ha decidido recientemente iniciar la fase de preparación del proyecto del euro digital.4
Los bancos centrales han proporcionado durante mucho tiempo medios de pago fiables como un bien público y un ancla de estabilidad para el sistema financiero y monetario. ¿Por qué no deberían hacer lo mismo en la era digital y ser los únicos en no ofrecer una versión digital de su producto?
Pero hoy en día hay escépticos que afirman que emitir CBDC sería infructuoso. Algunos creen que un euro digital puede no ser lo suficientemente exitoso; Muchos se preguntan qué beneficios específicos podría ofrecer que los métodos de pago existentes aún no proporcionan. Al mismo tiempo, otros temen que un euro digital pueda tener demasiado éxito y crear inestabilidad al desafiar potencialmente los depósitos bancarios tradicionales.

El ecosistema criptográfico – Elementos clave y riesgos

En poco más de una década, la criptografía ha pasado de ser una actividad de nicho a algo que afecta al sistema financiero convencional. Si bien inicialmente era dominio exclusivo de un pequeño grupo de entusiastas, millones de usuarios minoristas, así como más y más inversores institucionales han ingresado al ecosistema criptográfico en los últimos años.
Crypto ofrece algunos elementos de innovación genuina, como la programabilidad y la componibilidad. Con estas nuevas funcionalidades, las secuencias de transacciones financieras podrían automatizarse e integrarse sin problemas. Junto con la tokenización, esto tiene el potencial de reducir la necesidad de intervenciones manuales que actualmente retrasan las transacciones y crean costos (Carstens (2023), Aldasoro et al (2023)).
Dicho esto, la criptografía hasta ahora no ha aprovechado la innovación en beneficio de la sociedad. Crypto sigue siendo en gran medida autorreferencial y no financia la actividad económica real. Adolece de deficiencias inherentes relacionadas con la estabilidad y la eficiencia, así como con la rendición de cuentas y la integridad. Estos defectos estructurales son el resultado de la economía subyacente de los incentivos en lugar de las limitaciones tecnológicas. Además, si bien DeFi y crypto en su mayor parte replican los servicios ofrecidos por el sistema financiero tradicional, pueden exacerbar las vulnerabilidades conocidas. En conjunto, las conclusiones clave de este informe sugieren que los defectos estructurales inherentes de la criptografía la hacen inadecuada para desempeñar un papel importante en el sistema monetario.

El proyecto del euro digital – Un nuevo hito

Durante los últimos dos años hemos seguido analizando los factores que pueden llevar al Eurosistema a emitir un euro digital. Como recordarás, nuestras motivaciones giran esencialmente en torno a tres cuestiones: complementar el efectivo en un entorno de creciente digitalización; promover la innovación y la eficiencia en el sistema de pagos europeo; y salvaguardar nuestra autonomía estratégica y soberanía monetaria. Ahora explicaré cada una de estas cuestiones en detalle.
En primer lugar, nos encontramos en un entorno caracterizado por un uso creciente de medios de pago digitales y, en consecuencia, una disminución relativa del uso de efectivo. Esta tendencia, evidente para todos nosotros en nuestra vida diaria y, como mencionaré más adelante, confirmada por las cifras, puede en última instancia afectar el papel del dinero del banco central como ancla para la estabilidad del sistema monetario en su conjunto.
Esencial para la estabilidad financiera, este papel se basa en la capacidad única del banco central para garantizar la convertibilidad del dinero privado en dinero del banco central en cualquier situación. Además, el dinero del banco central es el único medio de pago que permite realizar transacciones y liquidar deudas en cualquier parte de la zona del euro. Ambos factores son fundamentales para la seguridad y confiabilidad del sistema financiero y monetario y la confianza del público en él.
Este equilibrio entre el dinero privado y el dinero del banco central se vería afectado si el uso del efectivo disminuyera hasta el punto de relegarlo a un papel relativamente menor. De hecho, podría haber un impacto adverso en la confianza pública en la moneda y en la estabilidad del sistema financiero.
Actualmente, en términos de número de transacciones, el efectivo sigue siendo el medio de pago más utilizado en la zona del euro para compras en puntos de venta físicos y pagos de persona a persona. Sin embargo, como ocurre con otras actividades cotidianas, la preferencia del público por los medios de pago digitales ha ido en constante aumento en los últimos años. Muy reveladores a este respecto son los resultados del último estudio del BCE sobre las actitudes de pago de los consumidores en la zona del euro.
Según este estudio, el 55% de los ciudadanos dice preferir utilizar tarjetas y otros medios de pago electrónicos para sus compras en puntos de venta físicos. Y esta preferencia está confirmada por la evidencia. El porcentaje de compras pagadas en efectivo ha ido disminuyendo en los últimos años y, especialmente entre 2019 y 2022, durante la pandemia.
En este período, el uso de efectivo en el punto de venta cayó 13 puntos porcentuales (pp), del 72% del total de transacciones en 2019 al 59% en 2022. Esta disminución también se observa en el caso de las transacciones persona a persona. pagos, para los cuales el uso de efectivo también cayó 13 puntos porcentuales. Sin embargo, en este caso, la proporción de efectivo sigue siendo en general alta y en 2022 se situó en una media del 73 %. Como se puede imaginar, existen marcadas diferencias entre países, pero la disminución en el uso de efectivo es una realidad generalizada.
Dicho esto, el estudio mencionado también indica que el 60% de la población considera muy o bastante importante tener la opción de pagar en efectivo. En mi opinión, esta cifra pone de relieve la importancia de seguir garantizando el acceso al dinero del banco central, en su formato actual de billetes y monedas, ciertamente, pero también potencialmente, en formato digital.
En cualquier caso, el objetivo del euro digital debe considerarse el de complementar el efectivo y en ningún caso sustituirlo. El objetivo de la iniciativa sería adaptarse a los tiempos y garantizar que las personas puedan seguir disfrutando del acceso al dinero del banco central, con sus características y garantías particulares, en el formato de su elección.
La segunda razón que podría llevarnos a emitir un euro digital tiene que ver con su potencial para promover la innovación en el sistema de pagos europeo en su conjunto, es decir, más allá de las fronteras nacionales. ¿Cómo podría contribuir el euro digital a este objetivo? Sentando las bases para que el sector financiero sea capaz de desarrollar soluciones innovadoras con un alcance verdaderamente europeo. Me gustaría destacar este aspecto, el alcance europeo de las soluciones, en contraste con la notable fragmentación actual de los pagos minoristas entre los países de la zona del euro.
Un claro ejemplo de esta fragmentación son los servicios de valor añadido que han surgido en torno a los instrumentos SEPA (Zona Única de Pagos en euros), en particular las aplicaciones de pago instantáneo móvil, como Bizum en España. Estas soluciones excepcionalmente útiles y eficientes ayudan a mejorar significativamente la experiencia del usuario, sin duda una de las claves de su éxito. Sin embargo, los avances que impulsan son muy asimétricos entre países y su valor para los pagos internos no se refleja a nivel europeo, a pesar de los esfuerzos de la industria por lograr la interoperabilidad. El euro digital, por otro lado, podría proporcionar los medios necesarios para alcanzar este objetivo y garantizar una experiencia de usuario uniforme en toda la zona del euro para pagos de persona a persona y en puntos de venta.
Obviamente, el euro digital sería útil no sólo para los pagos móviles instantáneos, sino para cualquier otro servicio innovador que pueda surgir en el futuro, contribuyendo así a fomentar la innovación y unos sistemas de pago europeos más integrados y eficientes.
Por último, la tercera motivación se relaciona con la autonomía estratégica de la región. Como saben, el Eurosistema lleva mucho tiempo intentando desarrollar soluciones europeas de pagos digitales cuya gobernanza no se vea afectada por las decisiones de terceros países. Esto se debe a que parece vital contar con instrumentos de pago bajo gobernanza europea, alineados con los intereses de la región, para garantizar que los pagos puedan realizarse en toda la zona del euro bajo cualquier circunstancia.
El grado de integración alcanzado con los instrumentos SEPA supone un avance muy significativo. Sin embargo, no se ha logrado un avance similar en el caso de los pagos en el punto de venta, que siguen dependiendo en gran medida de un pequeño número de marcas extranjeras. Esto no sólo debilita la autonomía estratégica de la zona del euro, sino que también puede dificultar garantizar un grado suficiente de competencia entre los proveedores de estos servicios, que son esenciales para el buen funcionamiento de la economía.
Los bancos y proveedores de servicios de pago europeos llevan mucho tiempo trabajando para reducir esta dependencia, y la Iniciativa Europea de Pagos (EPI) es uno de varios proyectos prometedores en este sentido. El euro digital también puede contribuir a este objetivo, ofreciendo una alternativa adicional e incluso facilitando los esfuerzos del sector privado mediante el desarrollo de estándares que pueda aprovechar.
Como ya he mencionado, salvaguardar la autonomía y la soberanía europeas ha sido una característica constante de la política del Eurosistema en materia de pagos minoristas. Sin embargo, la preocupación se ha visto acrecentada recientemente por las crecientes tensiones geopolíticas y por el despliegue, o potencial despliegue, de soluciones de pago globales. Me refiero en particular a las monedas estables y las monedas digitales extranjeras, que podrían utilizarse para pagos nacionales. Esto no sólo pondría en peligro el papel del euro como ancla monetaria, sino también su uso como medio de pago en sentido amplio.
Aunque probablemente no sean tan inminentes como los escenarios anteriores, debo admitir que anuncios como el proyecto Libra (posteriormente Diem) propuesto por Facebook (ahora Meta) causaron cierta inquietud dentro de la comunidad de bancos centrales, lo que llevó a que más de un banco central, incluido el Eurosistema, , para intensificar sus esfuerzos en el ámbito de las monedas digitales. El hecho de que esta iniciativa no haya despegado no excluye otras en el futuro, sobre todo si tenemos en cuenta la fortaleza de la actividad en el mercado de pagos y la evolución legislativa en este ámbito. En este contexto, el euro digital, que se está diseñando para satisfacer las necesidades de los usuarios y ofrecer a los intermediarios una base para desarrollar otras soluciones, podría ayudar a prevenir una posible pérdida de autonomía y soberanía monetaria.
En cualquier caso, es fundamental que un euro digital esté correctamente diseñado para cumplir cualquiera de los objetivos que acabo de mencionar. Un diseño de este tipo también debería garantizar que el euro digital no genere riesgos no deseados para la estabilidad del sistema monetario y financiero. Esto exige un análisis en profundidad que tenga en cuenta una serie de factores interdependientes que deben evaluarse cuidadosamente. Aunque ninguno de los tres aspectos esbozados anteriormente parece urgente, la naturaleza compleja de la tarea, junto con el boyante mercado de pagos, justifica los preparativos anticipados que nos permitan responder rápidamente si la situación cambia en el futuro.

CBDC y el marco operativo de la política monetaria

La posible introducción de una moneda digital del banco central (CBDC) ha ganado cada vez más atención en los últimos años entre los responsables políticos y académicos. En marzo de 2022, la Orden Ejecutiva del presidente de los Estados Unidos Biden para garantizar el desarrollo responsable de los activos digitales colocó «la mayor urgencia en los esfuerzos de investigación y desarrollo en las posibles opciones de diseño e implementación de una CBDC de los Estados Unidos». Del mismo modo, el Banco Central Europeo está analizando las implicaciones del posible lanzamiento de un «euro digital», es decir, una CBDC de la zona del euro.
Si bien la literatura académica ha analizado a fondo las posibles implicaciones de la CBDC para la estabilidad financiera y la transmisión de la política monetaria, se ha prestado mucha menos atención a su impacto en la implementación de la política monetaria y cómo es probable que esto dé forma a los efectos macroeconómicos de la CBDC. Hoy en día, la mayoría de los bancos centrales de las economías avanzadas operan un «sistema de piso» en el que la demanda de liquidez de los bancos se sacia con una amplia oferta de reservas del banco central («exceso de reservas»), y las tasas del mercado interbancario están efectivamente controladas por la tasa de interés de los depósitos a un día en el banco central. La introducción de una CBDC tiene el potencial de afectar el marco operativo de la política monetaria y las condiciones en los mercados interbancarios si produce una disminución suficientemente grande en el exceso de reservas debido a la reducción de los depósitos bancarios. Esto, a su vez, puede tener importantes implicaciones macroeconómicas, tanto a largo plazo como en la fase de adopción de CBDC de transición.
Este artículo analiza las implicaciones de la introducción de CBDC para el marco operativo de la política monetaria y para la macroeconomía en su conjunto. Con este fin, introducimos CBDC en un modelo tratable de Nueva Keynesia con bancos heterogéneos, un mercado interbancario friccional y facilidades permanentes (depósitos y préstamos) del banco central. Nuestro modelo presenta bancos que difieren en las oportunidades de inversión que enfrentan, lo que motiva la existencia de un mercado interbancario. Los bancos con buenas oportunidades de inversión se endeudan en el mercado interbancario para financiar sus préstamos a las empresas, que utilizan estos fondos para invertir en capital productivo, mientras que aquellos con malas oportunidades de inversión prestan en el mismo mercado. El mercado interbancario se caracteriza por las fricciones de búsqueda y emparejamiento. Cada período, los bancos prestamistas y prestatarios se buscan entre sí y, al igualar, negocian préstamos interbancarios, con las facilidades de depósito y préstamo del banco central como opciones externas. Como resultado, la tasa interbancaria de equilibrio cae dentro del corredor de tasas de interés formado por las tasas de depósito y facilidad de préstamo. Su posición real dentro de este corredor está determinada por la rigidez del mercado interbancario, es decir, por la relación entre la demanda y la oferta de fondos interbancarios. Las fricciones de búsqueda implican que parte de la liquidez de los bancos prestamistas no se coloca en el mercado interbancario y termina como reservas en la facilidad de depósito del banco central, mientras que parte de las necesidades de financiación de los bancos prestatarios no están cubiertas por el mercado interbancario y se satisfacen en cambio con la facilidad de préstamo.

Un plan para el futuro sistema monetario

La tokenización podría ayudar de múltiples maneras. Los contratos inteligentes podrían especificar un pago automático del comprador a sus proveedores en el momento de la entrega de los bienes, o un pago anticipado parcial cuando se alcanzan los pasos intermedios. Esto podría eliminar los problemas de incentivos. Los bancos podrían extender aún más los préstamos que cuentan con contratos inteligentes que actúan sobre la información en tiempo real sobre los envíos a través de datos GPS. A través de este uso ventajoso de la tokenización y del Internet de las cosas, los proveedores podrían financiar parte de sus necesidades de capital de trabajo ya en la fase de producción. Por último, dado que todos los contratos de financiación del comercio se redactarían en un libro mayor, sería imposible redactar contratos de préstamo duplicados vinculados a la misma garantía, lo que alentaría aún más a los prestamistas a otorgar crédito a las empresas.
Los esfuerzos de tokenización ya están sucediendo. Las criptomonedas y las finanzas descentralizadas ofrecieron una visión de la promesa de la tokenización. Pero los escándalos recientes han dejado claro que la criptografía es un sistema defectuoso que no puede asumir el manto del futuro sistema monetario.
Lejos de la criptografía, los esfuerzos de los bancos comerciales y otros grupos del sector privado han explorado las capacidades de la tokenización para casos de uso del mundo real. Pero estos esfuerzos se han visto obstaculizados por los silos erigidos por cada proyecto y la desconexión resultante de otras partes del sistema financiero. En particular, carecen de la capacidad de liquidar con finalidad, que depende del dinero del banco central.
Lo que les falta a estos proyectos es la integración con una versión tokenizada del activo de liquidación en forma de una moneda digital del banco central mayorista (CBDC). La base de confianza proporcionada por CBDC y su capacidad para unir los diversos elementos del sistema financiero se derivan del papel del banco central en el núcleo del sistema monetario (Gráfico 6). Entre sus muchas funciones, el banco central emite la unidad de cuenta de la economía y garantiza la firmeza de los pagos a través de la liquidación en su balance. Tener dinero del banco central como activo de liquidación en el mismo lugar que otras reclamaciones tokenizadas proporciona una base firme para las funcionalidades de la tokenización. Las CBDC mayoristas desempeñarían un papel similar al de las reservas en el sistema actual, pero con las funcionalidades adicionales habilitadas por la tokenización, como la componibilidad y el rendimiento contingente de las acciones.
Si bien la forma del activo de liquidación (CBDC) en un entorno tokenizado es clara, hay un mayor espacio para el debate sobre la forma adecuada de dinero tokenizado privado que complementa a las CBDC. Actualmente hay dos candidatos principales: monedas estables respaldadas por activos y depósitos tokenizados. Ambos representan pasivos del emisor, pero difieren en la forma en que se transfieren y en su papel en el sistema financiero.

Lecciones aprendidas sobre las CBDC

Los bancos centrales del mundo están intensificando sus esfuerzos para preparar el terreno para las monedas digitales de los bancos centrales (CBDC), ya sea como efectivo digital (minorista) o reservas tokenizadas (mayorista). Este informe muestra cómo el Centro de Innovación del BIS está ayudando a los bancos centrales en sus viajes hacia las CBDC y analiza las lecciones aprendidas hasta ahora.
El Innovation Hub ha llevado a cabo 12 proyectos CBDC que cubren el comercio minorista y mayorista, tanto en un contexto nacional como transfronterizo. Para casos de uso doméstico, dos proyectos investigan CBDC mayorista (wCBDC) y cinco analizan CBDC minorista (rCBDC). Más allá de las fronteras, cuatro experimentos analizan wCBDC y uno analiza rCBDC. Para cada categoría, las ideas clave y las lecciones aprendidas se presentan desde las perspectivas de deseabilidad, factibilidad y viabilidad.
Para los diferentes tipos de CBDC, el informe encuentra:
• Las CBDC mayoristas estarán impulsadas por la búsqueda del sector público y privado para dar forma al futuro del comercio y la liquidación.
• Una CBDC minorista es una tarea compleja, y no sólo para los bancos centrales. Los proyectos del Hub se centran en aspectos individuales para arrojar luz sobre estas complejidades. En particular, están experimentando con (i) el modelo CBDC más prometedor, un modelo de dos niveles con asociación público-privada; (ii) la característica más fundamental, la privacidad, y (iii) el mayor desafío, la ciberseguridad.
• Los acuerdos transfronterizos de CBDC son un territorio novedoso y más complicado que sus homólogos nacionales. Es probable que las plataformas comunes tengan más ventajas y aporten potenciales eficiencias operativas en comparación con los acuerdos actuales, pero los diseños radiales proporcionan más flexibilidad para los sistemas nacionales y, por lo tanto, son más fáciles de contemplar, al menos en el corto plazo. Al aprovechar las nuevas tecnologías, los bancos centrales pueden ofrecer nuevas soluciones a muchos desafíos operativos y cuestiones de política «antiguos».

¿Paraíso perdido? Cómo las criptomonedas no cumplieron sus promesas y qué hacer al respecto

Hace unos 15 años, los desarrolladores de software que utilizaban el seudónimo de Satoshi Nakamoto crearon el código fuente de lo que pensaban que podría ser dinero digital descentralizado. Desde entonces, las criptomonedas se han basado en la creación constante de nuevas narrativas para atraer nuevos inversores, revelando visiones incompatibles de lo que son o deberían ser los criptoactivos.
La visión del efectivo digital –de una infraestructura de pagos descentralizada basada en criptografía– fracasó cuando las redes blockchain se congestionaron en 2017, lo que provocó un aumento vertiginoso de las tarifas de transacción.
Posteriormente, la narrativa del oro digital cobró impulso, provocando una “fiebre de las criptomonedas” que llevó a uno de cada cinco adultos en los Estados Unidos y a uno de cada diez en Europa a especular con las criptomonedas, con una capitalización de mercado máxima de 2,5 billones de euros.
Sin embargo, esta ilusión de que los criptoactivos sirvieran como dinero fácil y una sólida reserva de valor se disipó con el inicio del criptoinvierno en noviembre de 2021. La caída del precio de las criptomonedas provocó una disminución de alrededor de 2 billones de euros. valor de criptoactivos en menos de un año. Esto tomó desprevenidos a millones de inversores. Se estima que tres cuartas partes de los usuarios de bitcoins sufrieron pérdidas en sus inversiones iniciales en ese momento.

Regulación internacional de las actividades de criptoactivos – Un marco propuesto – Descripción general de las respuestas a la consulta

El 11 de octubre de 2022, el FSB publicó un marco propuesto para la regulación internacional de las actividades de criptoactivos. Los componentes básicos del marco fueron propuestas de recomendaciones que promueven la coherencia y la exhaustividad de los enfoques de regulación, supervisión y supervisión de las actividades y los mercados de criptoactivos; y recomendaciones revisadas de alto nivel para la regulación, supervisión y supervisión de los acuerdos de «monedas estables mundiales» para abordar los riesgos asociados para la estabilidad financiera de manera más efectiva.
El FSB recibió 54 respuestas a la consulta que finalizó el 15 de diciembre de 2022. Entre los encuestados figuraban asociaciones comerciales que representaban a instituciones financieras reguladas (14), empresas de criptoactivos (13), grupos comerciales que representaban a empresas de criptoactivos (9), instituciones financieras reguladas (7), centros de investigación (3), particulares (2) y otros (6).
En general, los encuestados están de acuerdo principalmente con los hallazgos y conclusiones presentados en los dos informes consultivos, incluida la taxonomía de actividad, los riesgos materiales y los principales desafíos regulatorios. También hay un amplio reconocimiento de los dos conjuntos de recomendaciones propuestas. Si bien los encuestados generalmente reconocen que los informes del FSB y las recomendaciones reflejan el principio de «misma actividad, mismo riesgo, misma regulación», algunas respuestas buscaron más claridad sobre los detalles, con direcciones divergentes debido a las diferentes perspectivas e intereses de diferentes sectores. Algunos comentaristas solicitaron aclaraciones sobre la intención de usar diferentes idiomas en áreas comunes tanto a las monedas estables como a otros criptoactivos, y pidieron coherencia para evitar confusiones. En cuanto a las monedas estables, muchos encuestados acogieron con satisfacción las revisiones de las recomendaciones de alto nivel para las SGC, incluida la plantilla de divulgación y las consideraciones para la cooperación transfronteriza. Sin embargo, algunos comentaristas expresaron su preocupación por la amplia definición de «podría convertirse en GSC», mientras que los emisores de monedas estables pidieron al FSB que aclarara o explicara su análisis de las monedas estables existentes, argumentando que sus propias monedas estables ya cumplen con las recomendaciones de alto nivel.