En esta presentación se abordan varias posibles reformas de los regímenes de gestión de quiebras bancarias. En general, los ajustes a la configuración actual deberían apuntar a satisfacer dos objetivos básicos. El primero es mejorar el marco y las herramientas de resolución para hacerlos más eficaces y, por lo tanto, reducir la necesidad de que se proporcione apoyo gubernamental a los bancos en crisis para preservar la estabilidad financiera. El segundo es incorporar suficiente flexibilidad y pragmatismo en los mecanismos en lo que respecta al uso de diferentes herramientas y la disponibilidad de fondos externos.
En particular, existen razones de peso para ampliar las obligaciones de planificación de la resolución a todos los bancos cuya quiebra podría tener efectos adversos sobre el sistema financiero. Fundamentalmente, los planes de resolución deberían incluir requisitos bien definidos sobre un monto mínimo de pasivos que absorban pérdidas en caso de resolución. Esos requisitos deberían calibrarse para respaldar directamente la viabilidad de la estrategia de resolución prevista y, en el mejor de los casos, deberían estar compuestos principalmente de instrumentos de deuda, en lugar de capital, ya que este último podría desaparecer en gran medida antes de que se active la resolución.
Además, como no hay forma de prever todas las posibles condiciones que podrían darse en un fin de semana de resolución y afectar la viabilidad de las medidas de resolución, las estrategias de resolución planificadas deberían ser más un conjunto de opciones para implementar diferentes herramientas que un manual rígido. Es importante destacar que la experiencia demuestra que es prudente establecer procedimientos bien definidos para la prestación de apoyo externo extraordinario en circunstancias extremas.
Por último, la UE tiene ahora una gran oportunidad de abordar las deficiencias detectadas en el actual marco de gestión de crisis bancarias, en particular en lo que respecta al fracaso de las entidades de tamaño medio. La propuesta legislativa CMDI de la Comisión Europea es una iniciativa muy valiosa y coherente a nivel interno. El resto de las autoridades europeas harían bien en lograr, a pesar de las difíciles negociaciones que reflejan una disparidad de intereses nacionales, un compromiso político que preserve las principales características y objetivos de la propuesta.
Etiqueta: Marco Europeo de Gestión de Quiebras Bancarias
MREL para estrategias de resolución de venta de negocios
La operacionalización de las operaciones de SoB para la resolución de bancos medianos requiere una compensación adecuada para los adquirentes adecuados que se hacen cargo de los pasivos sensibles de un banco en quiebra (principalmente depósitos). Dicha compensación debe proporcionarse principalmente mediante la transferencia de activos suficientes y la prestación de apoyo externo. El primero dependería de la disponibilidad de suficiente capital de empresa desaparecida que se amortizaría o permanecería en la entidad residual, lo que permitiría transferir más activos que pasivos. Según CMDI, este último sería proporcionado principalmente por el DIF mientras satisfacía su límite financiero.
Este documento muestra que bajo un régimen como el actual de la UE, en el que los créditos del DIF son preferidos sobre otros depósitos en insolvencia, hay esencialmente poco o ningún margen para que el DIF respalde las transacciones de SoB. Por el contrario, en virtud de una norma general de preferencia por depósitos (como la que prevalece en los Estados Unidos o la incluida recientemente en la propuesta CMDI de las CE) existen combinaciones adecuadas de apoyo del DIF y requisitos de capital de preocupación desaparecida que podrían facilitar efectivamente las transacciones de SoB.
En consecuencia, los requisitos de MREL para los bancos con una estrategia de resolución SoB preferida deben calibrarse principalmente para que la operación sea factible ayudando a los adquirentes a obtener suficiente valor en la transacción, incluido el apoyo DIF esperado. El marco presentado en este documento muestra que es posible desarrollar una metodología estructurada para realizar esa tarea combinando la evaluación de tres factores clave: (i) el valor de franquicia estimado del banco en quiebra; ii) la proporción de depósitos garantizados sobre todos los pasivos (por ejemplo, depósitos totales) que se prevé transferir en el marco de la resolución; y iii) la capacidad del régimen de liquidación bancaria vigente para preservar el valor de los activos de los bancos en quiebra.
Naturalmente, la determinación de MREL es solo un aspecto de la planificación de la resolución. El marco propuesto también confirma que, más allá de una determinación adecuada para MREL, la eficacia de las estrategias de resolución de SoB mejoraría significativamente mediante la promoción de valores de franquicia sólidos, lo que implica, por ejemplo, una contabilidad precisa, y evitando la dependencia excesiva de los bancos SoB en depósitos no cubiertos. Al hacer eso, las transacciones de SoB serían más fácilmente factibles al tiempo que respetarían el límite financiero para el apoyo del DIF y mantendrían el MREL en niveles asequibles.