Los esfuerzos nacionales para mejorar las políticas estructurales pueden ser apoyados por las políticas europeas. Los avances en la profundización del mercado único, especialmente en el sector de los servicios, podrían dar un impulso a la productividad. Según un estudio del Parlamento Europeo, la eliminación de los obstáculos que aún se oponen a un mercado único plenamente operativo podría aportar unos beneficios totales de 713 000 millones de euros para finales de 2029. [9] Además, un marco regulador simplificado de la UE aumentaría el atractivo de la zona del euro para los inversores y las actividades innovadoras. Lo mismo puede decirse de la unión bancaria y la unión de los mercados de capitales, que reforzarían la capacidad de los mercados financieros para asumir, diversificar y reducir el riesgo.
En general, la mejora de las políticas estructurales y la mejora de la calidad institucional tendrían muchos beneficios interconectados. Aumentarían el potencial de crecimiento, harían que la deuda fuera más sostenible, ayudarían a las economías más débiles de la zona del euro a ponerse al día, reducirían el riesgo de fragmentación y harían que las futuras perturbaciones económica y social fueran menos costosas. Por último, pero no por ello menos importante, esto contribuiría a la transmisión fluida de la política monetaria al conjunto de la economía de la zona del euro y, por tanto, ayudaría a preservar la estabilidad de precios en la zona del euro.