Los esfuerzos nacionales para mejorar las políticas estructurales pueden ser apoyados por las políticas europeas. Los avances en la profundización del mercado único, especialmente en el sector de los servicios, podrían dar un impulso a la productividad. Según un estudio del Parlamento Europeo, la eliminación de los obstáculos que aún se oponen a un mercado único plenamente operativo podría aportar unos beneficios totales de 713 000 millones de euros para finales de 2029. [9] Además, un marco regulador simplificado de la UE aumentaría el atractivo de la zona del euro para los inversores y las actividades innovadoras. Lo mismo puede decirse de la unión bancaria y la unión de los mercados de capitales, que reforzarían la capacidad de los mercados financieros para asumir, diversificar y reducir el riesgo.
En general, la mejora de las políticas estructurales y la mejora de la calidad institucional tendrían muchos beneficios interconectados. Aumentarían el potencial de crecimiento, harían que la deuda fuera más sostenible, ayudarían a las economías más débiles de la zona del euro a ponerse al día, reducirían el riesgo de fragmentación y harían que las futuras perturbaciones económica y social fueran menos costosas. Por último, pero no por ello menos importante, esto contribuiría a la transmisión fluida de la política monetaria al conjunto de la economía de la zona del euro y, por tanto, ayudaría a preservar la estabilidad de precios en la zona del euro.
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INFORME SOBRE CLIMA Y DESARROLLO DE HONDURAS
En lo que respecta a la adaptación, el principal desafío macroeconómico para Honduras es implementar una estrategia fiscal prospectiva que priorice las inversiones en adaptación, y una respuesta estratégica y una perspectiva de financiamiento relacionadas con los peligros naturales, conservando al mismo tiempo las reservas fiscales para responder a los eventos, sin comprometer otros objetivos de desarrollo. En el pasado, la respuesta a los peligros naturales ha sido en gran medida reactiva por medio de la reasignación de recursos presupuestarios tras la ocurrencia de un desastre, lo cual ha tenido repercusiones negativas en el gasto en otras áreas prioritarias y en la planificación y el seguimiento presupuestario en el mediano plazo. La dedicación de recursos presupuestarios para invertir en resiliencia ante desastres y el establecimiento de reservas fiscales adecuadas para responder a los eventos ex ante permitirán a Honduras llevar a cabo una política fiscal más anticíclica. Dicha estrategia requerirá de recursos fiscales adicionales que, en el mediano plazo, podrían movilizarse a través de la generación de nuevos ingresos. En el corto plazo, un endeudamiento adicional podría ser factible en la medida en que contribuya a mejorar la capacidad de endeudamiento de Honduras al reducir la susceptibilidad del país a los eventos. Una estrategia de política fiscal proactiva también podría implicar la planificación ex ante de un conjunto de instrumentos financieros, con un orden predefinido de precedencia en caso de un desastre provocado por peligros naturales. Esto conlleva la desventaja de tener un leve incremento en la deuda a corto plazo, a diferencia de lo que sucede en un escenario de no adaptación; sin embargo, también podría generar co-beneficios climáticos. La implementación de la política fiscal proactiva también se basa en el fortalecimiento de la calidad institucional y la capacidad de implementación. Los resultados se pueden mejorar mediante una política fiscal proactiva que combine la aceleración de las actividades de reconstrucción, transferencias monetarias a los hogares, inversiones en intervenciones dirigidas a nivel local, e inversión en adaptación con una estrategia de financiamiento que utilice seguros contra riesgo de desastres para proveer una liquidez adicional rápida en el caso de un desastre, préstamos adicionales a corto plazo para financiar políticas de adaptación y generación de ingresos adicionales a mediano plazo.
El gran reinicio: un marco para invertir después de COVID-19
¿Cómo deben pensar los inversores sobre invertir después de COVID-19? ¿Están las empresas bien posicionadas para crear valor real y desarrollar sistemas de suministro y distribución más resistentes? ¿Aceptarán los mercados una disrupción inminente en todas las industrias y oportunidades recién creadas? En este informe, Goldman Sachs Research explora estos temas y proporciona un marco para el entorno de inversión posterior a COVID-19 a través de tres fases (preservación, consolidación e innovación) que capturan la dinámica estructural del entorno competitivo.
El documento también revisa cuatro temas clave (resiliencia, aprendizaje pegajoso, segmentación del mercado basada en el riesgo y reinicios regulatorios) que probablemente impulsarán el cambio en esas fases en el entorno posterior a COVID-19. En ausencia de una mayor seguridad médica y legal, navegar por el panorama empresarial y de inversión después de COVID-19 requerirá una comprensión más profunda de las complejas y cambiantes corrientes de cambios y la estructura dentro de la cual están ocurriendo.