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Construyendo puentes – FSB pide mejores datos sobre el sector no bancario

La semana pasada, John Schindler, secretario general del Consejo de Estabilidad Financiera (FSB), se dirigió al Foro Financiero Eurofi en Budapest, destacando la necesidad de una mejor coordinación regulatoria y de datos en el sector financiero no bancario.
Schindler destacó la creciente influencia del sector en la estabilidad financiera global y las brechas críticas en la supervisión que podrían exponer al sistema a nuevos riesgos.
El sector financiero no bancario, con más de 220 billones de dólares en activos, se ha convertido en una parte cada vez más importante de la economía mundial, pero también plantea vulnerabilidades durante las tensiones del mercado. Schindler enfatizó que ya no podemos tratarlo como una entidad monolítica y pidió un enfoque más detallado de la regulación. Subrayó la necesidad urgente de diseccionar el sector en sus componentes y desarrollar regulaciones a medida para abordar los riesgos específicos que plantean sus diversas actividades.
El discurso de Schindler subrayó un desafío recurrente: la falta de transparencia en el sector no bancario. El FSB ha trabajado para mejorar la recopilación de datos, pero sigue enfrentándose a lagunas, especialmente en relación con el apalancamiento, los desajustes de liquidez y la interconexión. Schindler abogó por una mejor calidad y un intercambio de datos, lo que es esencial para identificar los riesgos antes de que se agraven. Los estándares de datos podrían desempeñar un papel fundamental para superar estas lagunas de información, facilitando evaluaciones de estabilidad financiera más precisas con datos más utilizables.

Revisión de Estabilidad Financiera, noviembre de 2022.

Los hogares y las empresas de la zona del euro ya están sintiendo los efectos de una inflación más alta y una actividad económica más débil, en medio de la actual crisis energética provocada por la guerra en Ucrania.
El Financial Stability Review (EFS) de noviembre de 2022 expone cómo el deterioro de las condiciones económicas y financieras ha aumentado los riesgos para la estabilidad financiera de la zona del euro. Este año ha sido testigo de caídas notables en los precios de los activos financieros en muchas regiones y clases de activos, un aumento en la volatilidad del mercado y, en ocasiones, una liquidez del mercado tensa. Los bruscos movimientos de los precios de los activos también han desencadenado demandas de margen inesperadamente grandes para algunos participantes del mercado, en particular las sociedades no financieras y las instituciones financieras no bancarias, poniendo a prueba su preparación para la liquidez. Estos cambios en los precios de los activos han reflejado una creciente incertidumbre sobre lo que se requerirá de la política monetaria para moderar la inflación en las economías avanzadas. No es la primera vez que se nos recuerda que, cuando se apalancan posiciones o cuando se crean exposiciones a través de derivados.
A medida que las condiciones financieras se endurecen, las vulnerabilidades de los soberanos, hogares y empresas más endeudados corren un mayor riesgo de salir a la luz. A pesar de la interrupción de la actividad económica inducida por la pandemia, la morosidad empresarial y el desempleo, gracias a una variedad de medidas de apoyo político, se han mantenido bajos. Los bancos han sido así protegidos de las pérdidas por préstamos. Si bien ahora se están beneficiando de ganancias a corto plazo derivadas de mayores tasas de interés y márgenes, el deterioro de las perspectivas de crecimiento apunta a un aumento de los riesgos a mediano plazo. En el entorno macroeconómico actual, donde la política monetaria está enfocada a reducir la inflación, es crucial que los gobiernos se focalicen en el apoyo que brindan a los sectores vulnerables, evitando políticas que puedan interferir en el proceso de normalización de la política monetaria.