Para garantizar la sostenibilidad a largo plazo de las finanzas públicas es necesario abordar ambos componentes de la relación deuda/PIB. La política fiscal debe ser anticíclica para suavizar las fluctuaciones económicas y al mismo tiempo fomentar la inversión pública para respaldar el crecimiento potencial.
Y para que las políticas fiscales contribuyan a la estabilidad macrofinanciera y de precios, deben complementar la política monetaria cuando sea necesario. La estabilidad de precios, a su vez, respalda la sostenibilidad fiscal al mantener bajos los costos de financiamiento del gobierno a lo largo del tiempo.
Para tener éxito y lograr sostenibilidad fiscal y crecimiento, la reforma de la gobernanza fiscal debe reflejar las lecciones aprendidas del pasado y proporcionar las salvaguardias necesarias protegiendo la inversión, incentivando la reforma, asegurando la implicación nacional y proporcionando un marco simple y estable.
Pero también debemos abordar los elementos que faltan en la reforma propuesta. Pasar de la gobernanza fiscal a la unión fiscal requiere una capacidad fiscal central permanente. Esto es necesario para complementar las políticas fiscales nacionales y lograr la postura fiscal adecuada para la zona del euro.
Una capacidad fiscal europea es esencial para financiar las inversiones comunes que son clave para mantener y ampliar el potencial económico de Europa. Sin él, no podremos satisfacer las necesidades de financiación, aprovechar las economías de escala y desencadenar la inversión privada necesaria para impulsar la transición energética, la transformación digital y la arquitectura de seguridad de Europa. Necesitamos empezar a pensar ahora en lo que vendrá después de Next Generation EU, o arriesgarnos a dar un paso atrás en lugar de avanzar.
La buena gobernanza fiscal es una piedra angular del proyecto europeo. Todos tenemos un papel que desempeñar y confío en que el taller de hoy enriquecerá y hará avanzar el debate.