Los países de todo el mundo enfrentan una ardua batalla para ayudar a los ciudadanos a protegerse de los shocks económicos causados por el cambio climático, las fracturas geopolíticas globales y las pandemias, y al mismo tiempo apoyar un crecimiento inclusivo y resiliente al clima. Para los gobiernos de las economías en desarrollo, estas batallas son más difíciles y las opciones son menores.
El FMI estima que los países en desarrollo de bajos ingresos necesitan 3 billones de dólares anuales hasta 2030 para financiar sus objetivos de desarrollo y la transición climática. Y como se prevé que la deuda mundial alcance el 100% del PIB antes de fines de esta década, endeudarse para financiar estas inversiones tal vez no sea la opción más acertada. Dado que estos países tienen un potencial impositivo sin explotar de entre el 8% y el 9% del PIB, recaudar más ingresos a través de los impuestos es una mejor solución.
Sin embargo, aumentar los ingresos fiscales es un gran desafío en los países más pobres. Una gran parte de la población trabaja en actividades difíciles de gravar, como la agricultura en pequeña escala y como proveedores de servicios informales, como los vendedores ambulantes. Al gobierno le resulta difícil hacer un seguimiento de estos ingresos porque en su mayoría se basan en efectivo. Estos trabajadores a menudo creen que ingresar al sector formal solo les traerá una mayor responsabilidad fiscal y beneficios limitados. Prefieren mantener negocios pequeños e informales.
Para hacer crecer sus industrias, los gobiernos suelen recurrir a la concesión de exenciones fiscales a las grandes empresas, lo que erosiona la base impositiva corporativa y fortalece los intereses creados. En consecuencia, esos países dependen principalmente de los impuestos sobre bienes y servicios, que imponen una carga más pesada a los pobres. Además, la recaudación de ingresos se caracteriza con demasiada frecuencia por una aplicación débil para los ricos y punitiva para la clase trabajadora y los pobres.
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La transformación digital de la India podría cambiar las reglas del juego para el desarrollo económico
El sector de las MiPymes es crucial para la economía india. Constituye alrededor del 30 por ciento del PIB de la India y más del 40 por ciento de sus exportaciones. Crea importantes oportunidades de empleo: alrededor de 110 millones, según las Encuestas Nacionales por Muestreo (NSS, por sus siglas en inglés) realizadas durante 2015-16. Empodera a los ciudadanos rurales y urbanos con poco capital para iniciar un negocio. Por lo tanto, el desarrollo de las MiPymes está estrechamente relacionado con el crecimiento económico de la India.
La transformación digital de la India podría impulsar ese proceso. Aadhar, e-KYC y UPI ya han ayudado significativamente al progreso de la inclusión financiera de la India. AA podría convertirse en el punto de inflexión que el país necesita. Si cumple su promesa, AA atraerá a un gran número de pequeñas empresas e individuos al redil de la economía formal. Las MiPymes que luchan por acceder al crédito de fuentes formales se beneficiarán enormemente. Al crear un sistema más equitativo para las MiPymes y las poblaciones desatendidas, AA les permitiría obtener crédito de las instituciones financieras a la par de las grandes corporaciones y las personas de mayores ingresos.