Hace un año, Rusia comenzó su invasión injustificada de Ucrania. Este fue un momento decisivo para Europa. El BCE apoya al pueblo de Ucrania, que está sufriendo grandes pérdidas de vidas y destrucción material causadas por los ataques de Rusia contra ciudades e infraestructuras. Como la primera publicación de una serie, esta entrada se centra en los efectos económicos de la guerra fuera de Ucrania.
La guerra provocó un shock masivo en la economía mundial, especialmente en los mercados de energía y alimentos, reduciendo la oferta y elevando los precios a niveles sin precedentes. En comparación con otras regiones económicas, la zona del euro ha sido particularmente vulnerable a las consecuencias económicas de la invasión rusa de Ucrania.[2] Esto se debe principalmente a que la zona del euro depende en gran medida de las importaciones de energía, que representaron más de la mitad del consumo de energía de la zona del euro en 2020. Además, Rusia era un proveedor clave de energía para la zona del euro antes de la guerra.[3] Rusia y Ucrania también desempeñaron un papel importante en las importaciones de alimentos y fertilizantes de la zona del euro antes del inicio de la invasión rusa.[4] En términos más generales, la zona del euro es una economía muy abierta, lo que la hace vulnerable a perturbaciones en los mercados mundiales y las cadenas de valor.