Tres tipos de plataformas digitales se están expandiendo en los servicios financieros: (i) los participantes en fintech; ii) las grandes empresas tecnológicas; y iii) cada vez más, instituciones financieras tradicionales con modelos de negocio basados en plataformas. Estas plataformas pueden reducir drásticamente los costos y, por lo tanto, ayudar a la inclusión financiera, pero estas mismas características pueden dar lugar a monopolios y oligopolios digitales. Las plataformas digitales operan en mercados multifacéticos y dependen fundamentalmente del big data. Esto conduce a efectos de red específicos, retornos a la escala y el alcance, y compensaciones de políticas. Para cosechar los beneficios de las plataformas al tiempo que mitigan los riesgos, los responsables políticos pueden: (i) aplicar las regulaciones financieras, antimonopolio y de privacidad existentes, (ii) adaptar las regulaciones antiguas y adoptar nuevas, combinando un enfoque basado en la actividad y la entidad, y / o (iii) proporcionar nuevas infraestructuras públicas. Estos últimos incluyen identidad digital, sistemas de pago rápido minorista y monedas digitales del banco central (CBDC). Estas infraestructuras públicas, así como las normas de competencia ex ante y la portabilidad de datos, son particularmente prometedoras. Sin embargo, para lograr sus objetivos políticos, los bancos centrales y los reguladores financieros deben coordinarse con las autoridades de competencia y protección de datos.