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Enfoque del Estado de Derecho para lograr una arquitectura financiera y de las cadenas de suministro mundiales más resilientes

A medida que avanzamos en el siglo XXI, la importancia de unas cadenas de suministro globales resilientes y de una arquitectura financiera global sólida es cada vez más evidente. Los intrincados desafíos que plantea nuestra economía mundial interconectada, junto con los impactos de un mundo volátil e impredecible, requieren un enfoque sistemático y coherente para gestionar y mitigar los posibles riesgos y perturbaciones. La aplicación de los principios del estado de derecho y un enfoque basado en normas pueden contribuir significativamente a fortalecer estos cimientos esenciales de nuestra economía mundial.
En el contexto de las cadenas de suministro mundiales, un enfoque basado en normas mejora la previsibilidad, fomenta la transparencia, promueve la coherencia y garantiza la rendición de cuentas, fortaleciendo así la resiliencia de la cadena de suministro. A medida que las empresas reconocen cada vez más la importancia estratégica de las cadenas de suministro resilientes, anticipamos una creciente adopción de este enfoque. Además, la integración de tecnologías digitales, análisis de datos e inteligencia artificial dentro de un marco basado en reglas puede mejorar aún más la resiliencia de la cadena de suministro al proporcionar visibilidad en tiempo real de las operaciones, permitir una gestión proactiva de riesgos y facilitar respuestas rápidas a las interrupciones.
Mientras tanto, la arquitectura financiera mundial se beneficia enormemente de un enfoque basado en normas firmemente arraigado en los principios del estado de derecho. Un sistema financiero mundial más predecible, transparente, coherente y responsable puede mitigar los riesgos sistémicos, mejorar la confianza de los inversores y fomentar el crecimiento inclusivo. El fortalecimiento de la supervisión regulatoria, la promoción de la inclusión financiera y la garantía de la aplicación coherente de las leyes pueden ayudar a crear un sistema financiero mundial sólido capaz de resistir las perturbaciones y respaldar el crecimiento económico sostenible.
Sin embargo, el camino hacia una economía global basada en reglas presenta desafíos, incluida la armonización de diversos sistemas legales y regulatorios, la gestión de las tensiones geopolíticas y la mitigación de las disparidades sociales, económicas y ambientales. Sin embargo, con los esfuerzos concertados de los gobiernos, las empresas y las organizaciones internacionales, estos desafíos pueden superarse.
De cara al futuro, la transformación hacia cadenas de suministro mundiales más resilientes y una arquitectura financiera mundial más sólida no es simplemente un objetivo deseable, sino un requisito esencial para el desarrollo económico sostenible en un mundo cada vez más interconectado e impredecible. Los principios del estado de derecho y un enfoque basado en normas proporcionan una brújula fiable para guiar esta transformación y navegar por las incertidumbres de nuestro panorama económico mundial.

SHRINKONOMICS – LECCIONES DE JAPÓN

Las diferencias entre países en cuanto a las condiciones iniciales y la estructura de las transiciones demográficas afectarán cuánto y con qué rapidez tendrán que adaptarse los países para mantener resultados económicos positivos frente al envejecimiento y la disminución de la población. Japón, posiblemente el más avanzado entre el Grupo de los Veinte en su lucha contra la economía reducida, es efectivamente el laboratorio de políticas del mundo. Las soluciones de política que se encuentren allí pueden tener una aplicación más amplia, en particular porque otros países avanzados y de importancia sistémica se enfrentan a las mismas tendencias demográficas. El mejor medicamento debe adaptarse al paciente, pero se aplican algunas recomendaciones de política comunes (IMF 2020a , 2020b ):
• Se necesita una visión a largo plazo de las finanzas públicas que incorpore plenamente el impacto y el costo del envejecimiento de la población y la reducción de la fuerza laboral. El ajuste temprano, particularmente para áreas tan sensibles como las pensiones públicas, la atención médica y los cuidados a largo plazo, es fundamental.
• El posible impacto negativo de la economía de contracción en la productividad y el crecimiento destaca la necesidad de reformas estructurales e innovación. La flexibilidad del mercado laboral y las estrategias para garantizar un alto crecimiento de la productividad (incluido el uso de la automatización, la robótica y la inteligencia artificial) son clave, así como una visión más flexible con respecto al envejecimiento y la jubilación (Colacelli y Fernandez-Corugedo 2018).
• Mantener la equidad intergeneracional puede volverse cada vez más difícil bajo un enfoque de “negocios como siempre”, con implicaciones importantes para la seguridad social y los programas de transferencias públicas.
• La política monetaria puede verse atenuada por el impacto de la demografía, lo que reduce su papel potencial para facilitar un ajuste suave al ciclo económico o responder a los shocks, lo que coloca una mayor carga sobre la política fiscal y la reforma estructural.
• El potencial de focos de inestabilidad del sector financiero debe incorporarse a la supervisión y supervisión, ya que las tendencias demográficas imponen cambios significativos en el entorno comercial de los bancos y otras instituciones financieras.

Viejos desafíos, nuevos shocks

Los bancos centrales tienen algunas opciones para influir en la probabilidad de una normalización exitosa de las políticas. Las opciones sobre el ritmo y el momento del endurecimiento de las políticas, así como la secuencia del ajuste del balance y los aumentos de las tasas de interés, podrían influir en la fluidez del proceso. La comunicación efectiva es fundamental. Aquí, los bancos centrales se enfrentan a una compensación entre la orientación a futuro y la flexibilidad. Establecer directrices y puntos de referencia claros para la normalización de las políticas podría ayudar a dirigir los mercados financieros y reducir las perturbaciones a medida que aumentan los tipos de interés. Pero si la orientación a futuro se interpreta como un grado de compromiso previo, puede reducir la flexibilidad de los bancos centrales para responder a la evolución de las condiciones. Esta flexibilidad es esencial.