La respuesta de política monetaria de los países de Oriente Medio y Asia Central (ME&CA) al aumento de la inflación en 2021–22 ha variado ampliamente. La postura actual es apropiadamente restrictiva o neutral para muchos países que utilizan una tasa de política monetaria, pero necesita un mayor ajuste en otros. La respuesta al último shock inflacionario ha sido acorde o, en algunos casos, incluso más contundente que durante episodios inflacionarios anteriores. No obstante, en varios países la aplicación de la política monetaria sigue viéndose socavada por la falta de coordinación con la política fiscal o la dominación fiscal. La transmisión de la política monetaria en los países con regímenes cambiarios flotantes o administrados es más fuerte que en aquellos con paridad, opera principalmente a través del canal de tipo de cambio y el canal de crédito es relativamente débil. Incluso los países que han respondido adecuadamente se beneficiarían del fortalecimiento de los marcos de política monetaria y del fomento del desarrollo financiero. La activación de canales de transmisión adicionales mejoraría la capacidad de los banqueros centrales para combatir la inflación al tiempo que reduciría sus costos económicos. Además, una mayor flexibilidad del tipo de cambio y el uso de políticas macroprudenciales podrían ayudar a fortalecer la eficacia de la política monetaria. En los países donde los bancos de propiedad estatal desempeñan un papel importante en la intermediación financiera, las autoridades también deberían reducir sus actividades cuasi monetarias y cuasi fiscales para mejorar la transmisión.