La estrategia Road to Resilience tiene como objetivo guiar a los inversores a medida que navegan por el riesgo climático físico sistémico, centrándose en impulsar acciones urgentes, adaptativas y de creación de resiliencia.
La estrategia esboza cuatro objetivos clave: integrar el riesgo físico y la resiliencia en las actividades existentes relacionadas con el clima, desarrollar una comprensión compartida de los riesgos climáticos físicos entre las partes interesadas, abogar por políticas de inversión que aborden de manera proactiva los riesgos climáticos y movilizar capital privado hacia medidas de resiliencia y adaptación.
Más allá de la gestión de riesgos, tenemos ante nosotros una oportunidad significativa. La economía mundial debe adaptarse a la realidad de un clima que cambia rápidamente. Esta es una oportunidad que Australia y Nueva Zelanda están bien posicionadas para aprovechar. Por el contrario, si no consideramos el riesgo físico y la resiliencia junto con el riesgo de transición, corremos el riesgo de afianzar aún más la inadaptación.
Con Road to Resilience, IGCC ha establecido un camino para la colaboración entre el gobierno, los inversores, la industria y la comunidad para abordar los riesgos y oportunidades del riesgo climático físico y la resiliencia. Este es el comienzo de una conversación en curso. Es la base de un programa de trabajo que IGCC llevará a cabo en su función de conectar, colaborar y abogar en nombre de los inversores.
Se anima a los miembros del IGCC a adaptar esta estrategia, a apropiarse de ella y a buscar formas prácticas de implementarla y mejorarla dentro de su organización.
Etiqueta: Resiliencia climática
Repensar las ciudades para lograr la resiliencia y el crecimiento en el mundo post-covid-19
El uso que hace este capítulo del caso de Albay, un caso extremo de interrupciones del suministro eléctrico y no representativo del contexto filipino, no es un intento de generalizar las circunstancias nacionales. Usamos este caso para obtener información sobre algo que eventualmente podría suceder a una escala más amplia, pero que se ha experimentado con más frecuencia en Albay. Como afirma Flyvbjerg (2006), los casos atípicos o extremos suelen revelar más información en comparación con las muestras medias o aleatorias porque activan más actores y mecanismos más básicos en la situación estudiada. Si bien afirmamos que los conocimientos generados por este estudio deberían ser suficientes para iniciar una conversación entre los responsables de la formulación de políticas y otras partes interesadas, este estudio también puede servir como una base sólida para diseñar los parámetros de un estudio cuantitativo replicable y comparable. Un estudio de este tipo permitirá comparar la competencia de apagón en diferentes localidades o características de los encuestados. Por ejemplo, los resultados de las encuestas sobre el terreno y en línea mostraron posibles diferencias demográficas en las contramedidas (véase la sección 1.2.2). Una evaluación más profunda podría incluso revelar matices en los mecanismos de afrontamiento de los grupos vulnerables, como las personas con enfermedades o discapacidades. Comprender sus necesidades específicas podría ayudar a las partes interesadas pertinentes a adaptar sus intervenciones.
Otro aspecto que no se considera en este capítulo es el contexto de resiliencia ante desastres de Albay. Un estudio que compara la competencia de apagones en áreas propensas a desastres con las que no lo son puede revelar cuánto de la preparación para eventos climáticos y geológicos extremos se integra en las prácticas y comunidades de los individuos, lo que también los hace resistentes a los cortes de energía. Esto se debe a que las interrupciones de energía en áreas amplias a menudo son consecuencia de desastres de tal escala.
Aunque este estudio se centró en el segmento residencial, otros segmentos de consumidores, como el industrial y el comercial, también pueden tener contramedidas fuertemente integradas contra las interrupciones de energía. Otros estudios que analizan estos aspectos son oportunidades para conocer las mejores prácticas que pueden reforzar la resiliencia de las ciudades y las comunidades.
Por último, a pesar de la viabilidad de la aplicación de la política eléctrica de arriba hacia abajo desde el nivel nacional, este estudio muestra el valor de comprender las circunstancias únicas de los diferentes grupos de clientes en diferentes lugares. Por lo tanto, los responsables de la formulación de políticas deberían considerar la posibilidad de instituir mecanismos para evitar políticas eléctricas de talla única y permitir la flexibilidad basada en el contexto en la planificación y la toma de decisiones.
El plan de Barbados para generar resiliencia climática
Los funcionarios como Munro-Knight están muy familiarizados con las consecuencias del cambio climático en Barbados. En 2021, el número récord de rayos provocados por el huracán Elsa dio lugar a un corte de energía de cinco días en toda la isla. Elsa, el primer huracán que tocó estas tierras en los últimos 65 años, se presentó poco después de la catastrófica erupción del volcán La Souffrière en la cercana isla de San Vicente, que cubrió de cenizas a Barbados y causó la desaparición de cultivos alimentarios, el cierre del único aeropuerto local y problemas respiratorios en muchas personas. La infraestructura de importancia crítica también está en riesgo debido a que el agua salada está impregnando el suministro de agua, como resultado del aumento del nivel del mar.
No obstante, saber lo que se avecina no es lo mismo que prepararse, señaló Munro-Knight. Para planificar mejor el futuro de Barbados, IFC trabajó en estrecha colaboración con el Gobierno a fin de desarrollar una herramienta digital de identificación de riesgos climáticos y planificación de la resiliencia, denominada “hipervisor”, que detecta los peligros, ofrece opciones para mitigar los impactos y permite a los usuarios priorizar las necesidades de inversión de acuerdo con las metas nacionales de resiliencia.